EL MÉTODO SÍSMICO Y LA ZONACIÓN TERRESTRE

MÉTODO SÍSMICO Y ZONACIÓN TERRESTRE

Uno de los métodos indirectos más efectivos para estudiar la estructura interna de la Tierra, es el método sísmico que consiste en el seguimiento de la trayectoria y la velocidad de propagación de las ondas sísmicas por el interior del planeta hasta situar el lugar donde se ha producido la vibración. 

Este método es necesario, por ejemplo, cuando se detecta un terremoto ya que es un fenómeno donde se libera energía elástica propagándose en forma de ondas sísmicas. El punto en el interior de la Tierra donde se origina un terremoto se denomina hipocentro y aquí es donde las ondas sísmicas se comienzan a propagar en todas las direcciones extendiéndose hacia arriba y hacia afuera  llegando eventualmente a la superficie. El seguimiento de ellas se hace según cómo se mueven y qué medios atraviesan.

 

De esta forma, se dividen en dos tipos principales: las ondas P, que son profundas y las primeras que se detectan en el sismógrafo al ser las más veloces. Éstas vibran en el mismo sentido de la dirección de avance y se propagan por los medios tanto sólidos como líquidos. Por otro lado se encuentran las ondas S, que también son profundas y son las segundas registradas. A diferencia de las ondas P, éstas vibran en sentido transversal a la dirección de avance y solamente viajan por medio sólido. 

Cuando estos dos tipos de onda alcanzan el epicentro y se propagan hacia la superficie, se transforman en ondas R y L ya que son más superficiales. 



Al llevarse a cabo el estudio, se detecta que cuando una onda pasa por un material concreto el movimiento puede acelerarse o disminuirse, esto se llama discontinuidad sísmica. Sabiendo esto, los científicos estudiaron la estructura interna de la Tierra, formada por tres capas principales: corteza, manto y núcleo. La corteza es delgada y se divide en corteza continental y oceánica. El manto es la capa intermedia, compuesta principalmente de roca sólida. Y el núcleo, en el centro, que tiene una parte externa líquida y una interna sólida. 



Esto dio como resultado el modelo geoquímico de la Tierra y dependiendo del material de la capa, aparecen las siguientes discontinuidades: la discontinuidad de Conrad, a unos 20 km de profundidad y marcando el límite entre la corteza continental superior e inferior; la discontinuidad de Moho, a unos 30 km de profundidad, que separa a los materiales menos densos de la corteza de los materiales densos del manto; la de Repetti, a unos 670 km de profundidad y separa el manto superior más ligero del inferior más denso; la de Gutenberg, a una profundidad de 2900 km al límite del núcleo, entre el manto superior que está muy concentrado y el núcleo externo y la de Wiechert-Lehmann que separa el núcleo externo del interno, es decir, el cambio de estado de líquido a sólido, a una profundidad de 5155 km. 

Poco después se descubrió que éstas discontinuidades estaban relacionadas con las corrientes convectivas ya que son movimientos de material dentro de la Tierra, principalmente en el manto, impulsados por cambios de temperatura y densidad. Este nuevo descubrimiento dio lugar a un modelo geodinámico que divide a la Tierra en cuatro capas: litosfera, astenosfera, mesosfera y endosfera.  Es en estas donde se producen estos cambios que son los responsables de la transferencia de calor desde el interior profundo de la Tierra hacia la superficie. Por ejemplo, en el manto, las corrientes convectivas generan movimientos ascendentes y descendentes de material, lo que contribuye a la formación de distintas regiones. Estas corrientes convectivas también pueden afectar la distribución y comportamiento de los materiales en la corteza terrestre, influyendo en el método sísmico o en la formación de cordilleras montañosas y cuencas oceánicas.

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