LA TEORÍA DE LA TECTÓNICA DE PLACAS

LA TEORÍA DE LA TECTÓNICA DE PLACAS


En el siglo xx, el meteorólogo Alfred Wegener desarrolló la teoría de la deriva continental. Esta teoría proponía la existencia en el pasado de un único supercontinente, Pangea, que se fragmentaría hace unos 200 millones de años. Wegener aportó pruebas geográficas ya que los continentes actuales parecen encajar casi perfectamente en sus límites. También aportó pruebas geológicas, llegando a la conclusión de que diversas estructuras geológicas a ambos lados del atlántico eran similares. Además se recopilaron pruebas paleoclimáticas, sedimentos del mismo clima, y paleontológicas, mismas especies fósiles en ambos lados del océano. 

A pesar de las pruebas, esta teoría se rechazó y ridiculizó por gran parte de la comunidad científica ya que no podían ser realmente demostradas. 

En este mismo siglo, se produjeron avances tecnológicos que permitieron cartografiar con detalle los fondos marinos y descubrir así, la existencia de un relieve submarino. Estos hallazgos junto al estudio del paleomagnetismo, que afirmaba que las rocas del fondo marino no superaban los 200 millones de años de edad, permitieron formular la teoría de la extensión del fondo oceánico. Esta teoría explica que en determinadas zonas de la superficie terrestre, se produce un ascenso de magma que fractura la placa continental. Este magma crea nuevas rocas que se desplazan hacia ambos lados de las dorsales creando nuevo suelo marino y concluyendo así con que este es el responsable del movimiento de los continentes. 

A partir de todas estas ideas, surge la teoría de la tectónica de placas que afirma que la litosfera está dividida en fragmentos denominados placas litosféricas, que se desplazan sobre el manto sublitosférico debido a la actuación de un motor que recibe el nombre de corriente de convección, produciendo interacciones geológicas entre sus bordes. Actualmente, existen siete grandes placas y junto a estas, otras siete placas medianas y microplacas. 

Estas placas interactúan en sus límites, donde pueden separarse (divergencia), chocar (convergencia) o deslizarse una junto a la otra (transversales). Los bordes divergentes están asociados a procesos de vulcanismo intenso y generan movimientos sísmicos, los transformantes pueden provocar intensos terremotos cuando conectan dos límites diferentes de placas y en los convergentes se produce la subducción cuando al chocar, la placa más densa y a la vez la más antigua se hunde bajo de la de menor densidad. 


Lo que termina de complementar a esta teoría es el ciclo de Wilson, donde se pudo comprobar que la litosfera está en constante cambio. Se trata de un modelo cíclico dividido en diferentes etapas que permite explicar cómo se repiten en el tiempo los cambios de la disposición geográfica. 

En la actualidad, se están llevando a cabo estudios sobre cuál es el motor que impulsa el movimiento de las placas. Estos estudios están relacionados con la gravedad y el calor interno de la Tierra. Por un lado se habla del tirón gravitatorio donde una placa subducida tira del resto de la litosfera oceánica. Y por otro lado, se habla de los flujos convectivos generados por el calor interno de la Tierra, que a su vez generan corrientes de convección (movimientos ascendentes y descendentes de material) causando así el movimiento de las placas. Y concluyendo por lo tanto la teoría de la tectónica de placas. 





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